La tradición del caserío de postes, que con tanto éxito se había difundido durante la centuria anterior, va a prolongarse aproximadamente hasta la mitad del siglo XVIII, fechas en las que asistimos al nacimiento de dos nuevos modelos de vivienda popular. Ambos tienen como característica común la progresiva eliminación de la madera como elemento sustentante y su sustitución por la piedra. Indudablemente, lo que se está buscando es dar mayor solidez y calidad estética a la obra, pero también que ponerlo en relación con la progresiva deforestación del Señorío, que haría cada vez más difícil encontrar árboles con la calidad y longitud suficiente para surtir las necesidades constructivas de una población en constante crecimiento durante todo el siglo XVIII.
A.- Caserío de soportal arquitrabado.
El primero de estos modelos elimina los postes de la fachada delantera y sustituye toda la madera antes existente en la planta baja por piedra sillar. Todo el piso inferior queda así cerrado por un grueso lienzo de mampuesto reforzado sobre el que apea todo el peso de la fachada y la techumbre. De esta manera, las presiones que antes descargaban fundamentalmente sobre cuatro puntos concretos, se distribuyen a lo largo de todo el perímetro del cajón del edificio.
La imprenta será la única gran viga que permanezca tendida en la fachada, apeando sobre ménsulas en las jambas del soportal y auxiliada a menudo por un pie derecho o una columna.
En los pisos superiores sigue manteniéndose la imagen habitual de fábrica de entramado relleno de mampuesto o ladrillo macizo. Aún rige el principio de la máxima hermeticidad y la cicatería de vanos; por supuesto, carecen de balcones.
En este grupo podemos incluir los siguientes caseríos: Omabeiti (1807) y Morgota (Basondo), Olakoa (1758) (Oma), Basozabal (Barrutia), Solozabal (1785) y Orriaño (1891), en Kortezubi; Landa (Landa) y Goiengo (Goierri), en Murueta; Erritiz (Elexalde, Nabarniz); Bizkerre (Ajangiz); Intxaurrandi (Uarka, Arratzu); Errementari, Etxezarra y Landiaga Goikoa (Errekalde), Agirre (Agirre), Mosueta y Aikaran (Errekalde), Beitia y Uriguen (Metxika), Aizetxebarria (Aiz), Zabala-Orueta (Zabala), en Errigoiti; Nafarrolaerdiko y Errenta, de Bermeo; Atxerri (Altamira, Busturia); Mendiguren (Ordorika), Albizena (Berroja), Aurtenetxe y Biesko (San Roman), Iberzarra eta Ibertxebarri (Ariatza), Urrieldu Erdikoa y Axerreta Goikoa (Gorozika), Undabarrenengoa y Undabeitia (Unda), en Muxika; Solarren Bekoa (Solarren, Mendata); Mendoza y Musatabe (1766) (Zelaieta), en Gautegiz Arteaga; Beiti (Morgaondo), Goikoetxe (1773) (Erroteta) y Lekerikene (Lekerika), Bidaurreta (Meakaur), en Morga; Landa y Albiz Mayor (Antzora), Bizkoetxe (Durukiz), Landaburu (Merrua) y Beogoiko (Arboliz), en Ibarrangelu; Anduitza Aurrekoa (Ea); Jaio Goikoa (Jaio), Matxinena y Bengoetxe (Berreño), Bardija, Barrutieta, Mendiola Azpikoa y Arbatzegi (San Miguel), Gomengo (Uriona) y Zuzaeta (Arbatzegi), de Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz; y Uribaztarre (Libano), Euleta, Arrietatxu y Altamira2 (Goiri), y Orbegoitia (Orbe), en Arrieta.
Con el tiempo, en estos cuerpos laterales el mampuesto ganará altura, extendiéndose hasta la cubierta, en una clara tendencia a la eliminación total de la madera.
Sin embargo, la zona situada sobre la imprenta, y como consecuencia de la menor resistencia al peso de ésta, deberá seguir aparejada a base de entramado. Este nuevo método de construcción permitirá, ya en una fase muy tardía que se prolongará hasta fines de siglo XIX, un mayor desarrollo del edificio en altura, alcanzando habitualmente las tres plantas. Ejemplos de esta modalidad son: el caserío Betartza (Baraia, Errigoiti)); Asua Goikoa y Asua Bekoa (Asua), Esturo Erdiko (Esturo), Goittie (Burdaria), Berroja Arandia (1894) (Berroja), Otxategi Bekoa (Ajuria), Etxebarri Izebal (Izebal), Pula Bekoa (Landost) y Zubieta (San Román), en Muxika; Jaunsolo (Errekalde) y Goikoetxe (Zendokiz), en Gautegiz Arteaga; Arrotegi (Gabika, Ereño); Etxebarri (Lamikiz), Goiti (Marmiz) y Soloburu (Olabe), en Mendata; Amone (Zallo, Gernika-Lumo); Zubiate (Zubiate), Intxaurrandi (Uarka) e Iturburu (Gorozika), en Arratzu; Orriaño (1891), en Kortezubi; Barrenengoa (Baroa) y Garunaga (Kanala), en Sukarrieta; Trama, Tramene, Tramazabale, Izagirre, Azketa, Arostegi y Aranagoitia, (Arane), Iparragirre y Dondiz Goikoa (Dondiz), Zigertatxu, Madariaga, Obar, Amille, Lumogoiti y Bollegi (San Pedro), Elorrieta y Bastegieta-Etxebarria (Bastegieta), Urremendi, Larrondo, Zallo, Abaliz-behekoa y Pedroene (Zallo), en Gernika-Lumon.
En las faldas del Monte Illuntzar, sobre todo en los municipios de Ereño y Nabarniz, parece haberse desarrollado una variante local de este último modelo: el cuerpo central, más endeble, se retranquea en la fachada y en el espacio que queda libre entre los bloques laterales se encajan dos balcones paralelos superpuestos. El caserío parece ganar en altura y estrecharse en la base. Algunos ejemplos significativos son Landeta (1888), Intxaurreta, Ibarguen (Intxaurraga) y Zabalajauregi (Elexalde), en Nabarniz; Barrenetxe (Bollar-Akorda) y Zendagorta Aurrekoa (Basetxeta), en Ereño; Agorria y Berrenozelai (Arbatzegi, Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz); Goiti (Marmiz, Mendata). Aunque los que hemos citado son ejemplos de relativa calidad arquitectónica, lo más habitual es encontrar este modelo aplicado a los caseríos mas pobres y peor construidos de fines del siglo XVIII y todo el XIX. Barrios enteros, de florecimiento tardío y difícil accesibilidad natural, como Mañu (Bermeo), responden íntegramente a este diseño.
B.- Caserío de soportal con arco.
Paralelamente se va a producir la incorporación a la arquitectura de un elemento de fundamental importancia: el arco de soportal, que permite prescindir de la imprenta y, descargando todo el peso y la presión sobre las jambas, posibilita el desarrollo en piedra de toda la amplitud de la fachada.
El arco, que puede ser escarzano, carpanel, rebajado, incluso de medio punto, reposa sobre jambas de sillería, rematadas por impostas, en ocasiones molduradas. Gracias a él los vanos se regularizan, ordenándose habitualmente en cuatro o cinco ejes y en dos pisos, más camarote. Este es uno de los mayores avances de diseño que aporta este tipo de caserío: no sólo aumenta el número de vanos, sino que se multiplica su luz; aparecen incluso en las fachadas laterales, y en la frontal suelen rasgarse en balconcillos de forja. El recerco de estos vanos se resuelve en buena sillería, al igual que los encadenamientos esquineros y la propia rosca del soportal.
La difusión en el ámbito de la arquitectura popular de los soportales definidos por arcos de sillería tiene precedentes muy claros en la construcción aristocrática rural. Algunos caserones solariegos del siglo XVII, como Etxezarreta (Zugastieta, Muxika) y Zorroza (Morga), disponen de notables arcadas de piedra, anticipándose en casi una centuria a la vivienda campesina.
La popularización del caserío con arcos comienza con la segunda mitad del siglo XVIII, para alcanzar su máximo desarrollo durante el XIX y llegar hasta el siglo XX. En algunos casos se alcanzan notabilísimas cotas de calidad en la labra de la piedra, en la talla decorativa y en el equilibrio compositivo de la fachada. La admiración que este caserío ha despertado entre estudiosos y profanos ha hecho de él el modelo arquetípico por el que habitualmente se identifica a toda vivienda popular vizcaína.
Los mejores ejemplos conocidos son: Sarrikolea (Errekalde), Bidasolo (1758) (Kanala), Naberan Atzeko (Isla Bekoa), Bekoetxe (Zendokiz), en Gautegiz Arteagan; Zarrandiketxe (Zarra), Erdikoetxe (Urrutxua) y Eriñosegi (Gola), en Mendata; Pagai Bekoa y Egiarte Goikoa (Agirre), Anporrena (1787) (Trupitxe), Otxategi Goikoa (Ajuria), Munurrurtu (Ormaetxe), Biesko (San Román), en Muxika; Orkondoagatzekoa (Orkondoaga), Bizkaigana (Bizkargana) y Larrinaga (Baraizar), en Errigoiti; Gezuraga (1865) (Oñarte, Morga); Ibarraran e Iturrioz (Elexalde), Merrukogeaskoa y Natxitupe Bekoa (Natxitua), Otei (Ea)(1779) y Gunengune (Bedarona), en Ea; Ibarra (1877) (Lekerika), en Nabarniz; Auzokoa (Ispizua, Ajangiz); Mintegibekoa (Uarka) y Telletxeondo (Loiola) de Arratzun; Arribalzaga-goikoa y Arribalzaga-behekoa (Zallo, Gernika-Lumo); Omagoieazkoa (1846) (Oma) y Lezika (1761) (Basondo), en Kortezubi; Merrugogeaskoa (1875) (Merrua), Elantxo (Lastarria), Torre (Gametxo), Artadi y Sagatxa (Akorda), Gogeaskoa (1911) (Garteiz), Ormetx (Ibinaga), Ibarraran (Elexalde) e Iturrioz (Elexalde), en Ibarrangelu; Azkarreta (Arbatzegi), Larrinagabarri (Totorika), Garro (San Miguel), Gastañeta y Gorostieta (Gerrika), Berexikua (1836) (Ganbe), en Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz.
Un subtipo peculiar es el representado por algunos caseríos de la zona Suroriental de la comarca que disponen su acceso al soportal en base a los arcos gemelos, separados por pilar o doble columna: Aurtenetxe, Erregena y el cuerpo central de Undajauregi (Unda), Oxinbaltza (1875) (Muniketa) y Otxategi (Ajurias), en Muxika; Zugaza (Olabe, Mendata); y Hanbre (1780) (Ganbe, Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz).
Para edificar los grandes caseríos con arco de sillería abrazando las jambas se ha usado generalmente caliza gris procedente de las canteras del entorno. Sin embargo, en Ereño, el material muy usado muy a menudo, aprovechando la existencia de una cantera que actualmente esta cerrada, fue la caliza roja. Ejemplos de ellos tenemos en Goiztidi (1774) y Aldagarai (1869) (Gabika), Zarragabeko (Akorda), Urrutigoiko, (1902) (Bollar) y Aldekozea (Zeeta-Elexalde).
C.- Caserío sin soportal.
En algunos caseríos realizados en la segunda mitad del siglo XIX, la influencia de la vivienda neoclásica y el intento de conseguir una mayor calidad residencial, provocan la desaparición del soportal y del arco que le precede, y su sustitución por un zaguán de acceso adintelado, aún manteniendo el resto del edificio las características propias de la casa popular. Sirven de ejemplo: Galdiz Etxebarri (Aldebazter, Ea); LandaluzeForua); Goiria (1851) (Gorozika) e Ibaigane (Zugaztieta), en Muxika; el caserío llamado "de las pinturas" (1864) (Zelaieta, Gautegiz Arteaga); casa Errota (1786), Goxeaskoa y Errementarikua (Arbatzegi), en Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz; Zeeta-Elexalde 11 y casa Patxinena, en Ereño más información en www.urdaibai.org); Casa Erritiz, casa-torre de Nabarniz (más información en www.urdaibai.org) y caserío Estanco,, en Nabarniz; Seleta, Iberre... en Mendata; Migelene, Vista Alegre, Aldapa-Etxebarri... (La Villa), Abadetxea y Casa del Coadjutor (Eleizalde), en Errigoiti.
D.- Otros modelos de caserío.
En Arrieta se construyeron durante el siglo XIX una serie de casas rurales que no se someten plenamente a la morfología general de lo que denominamos "típicamente vizcaíno", aunque sean también construcciones autóctonas. Corresponden a caseríos cúbicos de buen porte, con cubrición a cuatro vertientes y dos hileras de balcones superpuestos en la fachada principal. Responden a un criterio que prima las condiciones residenciales del edificio relegando las puramente agropecuarias. Son obras de mayor coste económico, en las que la fábrica de tramazón de madera desaparece totalmente y el soportal llega a sustituirse por un acceso adintelado. Los ejemplos más representativos de este modelo son Manenegoiko y Oxinagaurrekoa.
En el municipio de Muxika encontramos un edificio que responde a las características del caserío cántabro, localizado en el barrio Gorozika. Este tipo de casa se puede incluir dentro de la que se ordena entre medianerías que soportan la balconada corrida. La característica, principal, por tanto, es la existencia de estas balconadas corridas, que se parcelan en tramos.
Por otro lado, los escudos de los caseríos Musatabe, Mendoza (Zelaieta) y Jausolo (Errekalde), en Gautegiz Arteagako, son barrocos, del siglo XVIII. También el caserío Morgota (Basondo, Kortezubi) presenta escudo barroco.
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