El caserío Landaluze, o Landaluzeta, que parece haber sido su nombre completo, está situado en Forua, a una cota de altura inferior a 20 metros, que le garantiza encontrarse a salvo del influjo directo de las marismas.
Landaluze es un caserío neoclásico de dos viviendas, con una planta rectangular y simétrica obtenida por la repetición de un módulo básico multiplicado cuatro veces. La estructura de muros de carga perimetrales se completa así con la cruz interior formada por un medianil longitudinal que segrega las dos unidades de habitación y un cortafuegos transversal que separa los establos traseros de la zona residencial.
Se ordena verticalmente en planta baja, piso principal y bajocubierta con aprovechamientos de almacenaje. La fábrica de muros es de mampostería enfoscada pero la sillería de arenisca limpiamente labrada tiene un gran protagonismo en la composición de los vanos y cadenas esquineras. La estructura de carpintería es de pies derechos con zapatas que soportan las carreras transversales definiendo dos crujías en cada vivienda, y contribuyendo al sostén de una armadura de correas con caballos en las naves laterales. La cumbrera de esta techumbre descansa directamente sobre el medianil central.
La fachada está compuesta con un rígido criterio de ordenación de académico, en cinco ejes verticales de vanos y tres registros horizontales. Los huecos son todos adintelados y de tales dimensiones que la proporción de muro macizo entre ellos es inferior a la luz de las aperturas. Landaluze carece de soportal, pero subraya el eje de simetría del frontis con un amplio acceso central rematado en un arco de descarga que simula ser un vano termal cegado; sobre ellos se abren dos falsos huecos de ventana, también tapiados, porque se corresponden con la línea de tabicaje del medianil. La construcción es aquí esclava del diseño, y el maestro se sintió obligado a añadir este eje neoclásico que no tiene encaje posible con la distribución espacial interior.
El zaguán compartido por las dos viviendas es amplio y luminoso, y desde él se accede a dos carrejos o vestíbulos distribuidores desde los que parten el retiro de escaleras, las puertas de paso a la cuadra y de salida lateral a la huerta, la entrada a la cocina y las ventanas de control de los pesebres de las vascas. En la planta noble de los dormitorios de ubican en las crujías laterales y el tramo de fachada se reserva para una sala con balcón.
La fundación de Landaluze se remonta a la primera mitad del siglo XVIII y fue promovida por Juan Bautista Elizalde, propietario y comerciante guerniqués que había hecho fortuna en el comercio colonial con Cádiz y Perú. Fueron sin embargo sus sucesores quienes hacia 1830 derribaron el caserío anterior y construyeron la obra actual, siempre con la intención de explotar la granja en régimen de arrendamiento. La corrección académica del proyecto y los elementos nítidamente neoclásicos de su composición hacen sospechar que el autor de este caserío pudiera ser Antonio de Echevarria o alguno de los maestros que en aquellos años colaboraban con él en la construcción de la vecina Casa de Juntas de Gernika, con la que Landaluze, desde su modestia, como casa de labranza, guarda muchas semejanzas.
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