El molino Errigoitiolea se sitúa en el barrio de Olabarri en Errigoiti.
Según la Fogueración de 1745 el propietario era Pedro Antonio Arana (Bilbo) y tenía arrendado el molino. En 1799 el propietario fue Alejandro Egia Arana y lo tenía arrendado a Ignacio Llona por 946 reales. En 1863 Andrés Abrengoa era el dueño de esta instalación y obtenía por su arrendamiento una cantidad total de 2970 reales. En los últimos años fue casa-molino.
Disponía de dos presas situadas en dos cauces de río diferentes (el riachuelo Madalenaerreka y el río Butroe). Por tanto, esta situada en medio del recorrido de esos dos cauces, en la zona más llana del entorno, justo en el lugar en donde más agua podía captar.
Es un edificio rectangular con tejado a dos aguas. Tiene tres plantas. En la segunda vive la propietaria y en el primero se sitúa el molino. Dispone de tres pares de piedras.
Actualmente no funciona.
Además de molino también fue ferrería, y como tal aparece en multitud de documentos.
En 1663 para solucionar un problema surgido con el uso del agua, se dispuso que el molino de Errotakuria (Arrieta) hiciese retención de agua desde el uno de junio hasta el fin de octubre de cada año, ya que el tiempo de trabajo de la ferrería de Olabarria o Errigoitiolea iba desde noviembre hasta mayo.
En 1668 un vecino de Erandio y otro de Sondika se habían comprometido a llevar doscientos quintales de “hierro sutil” al puerto de Asua y de vuelta a las ferrerías de Errigoitiolea traerían doscientos quintales de “vena”, y por no hacerlo así Antonio de la Rentería, arrendatario de las ferrerías de Errigoitiolea y Arrieta-Olatxua, había perdido más de 800 reales. La vena se llevaba en barco hasta el puerto de Forua y después era acarreada hasta la ferrería por los vecinos y vecinas de Errigoiti.
En 1680 las autoridades de la Villa pidieron a Juan Alonso de Butrón y Uriandi (Arrieta), dueño de la ferrería mayor y menor de Errigoitiolea, que “compusiese las dichas ferrerías por la utilidad grande que de esto se le seguía a la dicha Villa y sus vecinos y moradores”, por lo que Butrón “hizo obligación de poner al corriente dicho edificio para la navidad de 1680”.
En 1734 Francisco de Eguiar (Errigoiti) e Ignacio Gurbistondo (Busturia) se comprometieron a llevar a las ferrerías de Errigoitiolea y Arrietaolea mil cargas de carbón en troncos, comprados a la Villa por Pedro Antonio de Arana y Butrón, propietario de las citadas ferrerías; a cambio Arana les pagaría diecinueve cartas fuera de hoya, dos reales por las sobras de las mil cargas que braceasen fuera de hoya, y cuando empezasen a trabajar recibirían doce fanegas de maíz, cobrando el resto del trabajo en dinero o en maíz.
En el siglo XVII la ferrería de Errigoitiolea funcionaba como ferrería mayor y como menor, pero no disponemos de datos sobre su producción.
En Errigoiti, a principios del siglo XVII, funcionaban dos ferrerías: Errigoitiolea y Uriarri. Este último, se menciona en documentos anteriores a ese siglo, pero no en posteriores, por lo que se supone que dejó de funcionar. Así, a partir del siglo XVIII, toda la actividad ferrona de la Villa de Errigoiti se centro en la ferrería de Errigoitiolea, también conocida como de Olabarri.
Entorno al año 1752 el arrendatario de la ferrería Errigoitiolea fue Martín de Labaien. En los años anteriores a esa fecha estuvieron paradas las ferrerías de la Villa, por lo que Errigoiti y Arrieta dieron más de doce mil cargas de carbón gratuitas para salir de la necesidad, según relata Alejandro Eguía y Arana (Bilbao) dueño de Errigoitiolea.
Desconocemos la fecha exacta de la paralización definitiva de la ferrería Errigoitiolea u Olabarri. La última referencia documental que poseemos de ella corresponde a 1864.
Al ser de propiedad privada no se puede acceder a su interior.
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