El caserío Mendeletxe, o Mendiritxaga que fue su nombre histórico, esta situado en el barrio Altamira de Busturia.
Es una casa de fundación antigua, lo que no impide que tenga unas dimensiones muy notables, superiores a las de casi todos sus vecinos de construcción más reciente. Al mismo tiempo es un edificio destacado por la excelente calidad constructiva de su fábrica original, que contrasta vivamente con el mediocre esfuerzo de las sucesivas reformas que ha conocido, en especial las de los siglos más recientes.
Es un edificio de módulo bifamiliar, dividido longitudinalmente por un medianil que se desarrolla en las dos primeras plantas, pero que no interfieren en el espacio diáfano del bajocubierta. Tiene planta rectangular ordenada en cinco crujías transversales, de las cuales las tres primeras se dedican a usos residenciales y las dos traseras a establos y pajar. La proporción es significativa, pues indica que no es una explotación que apueste por una nutrida cabaña ganadera. Un grueso muro cortafuegos delimita con claridad las dos grandes áreas funcionales de ambas viviendas.
El caserío tiene los muros laterales y el zaguero aparejados en mampostería de canto rodado. Los primeros avanzan sobre la fachada generando sendos espolones pinjantes que debieron soportar una primera planta en voladizo, o al menos dos cuerpos laterales abalconados sobre el piso inferior. La fachada principal, aunque está muy transformada por haber perdido estos elementos, llama la atención por el poderoso aparejo de sillería caliza de época gótico-renacentista de la planta baja, en la que se abre un profundo soportal adintelado con una carrera de roble. La parte superior del frontis es de ladrillo revocado y en ella se abren cuatro sencillas ventanas y sendos balconcillos neoclásicos –uno por vivienda- que reutilizan como mesetas grandes lajas monolíticas grabadas con inscripciones que conmemoran un apeo de las tierras del caserío realizado a comienzo del siglo XIX.
En el muro trasero se abren puertas de carga del pajar y en los laterales accesos independientes para los establos. En estos flancos aparecen adosados simétricamente dos pequeños cuerpos de mampostería que alojan las letrinas.
En la estructura de carpintería interior conviven dos tradiciones constructivas diferentes. La de los grandes postes enterizos que soportan a las correas centrales de la armadura de cubierta auxiliados por jabalcones con viejos ensamblajes de golondrina y, la de los pies derechos y los astazaldi, o tirantes curvos, sobre los que descansan las correas laterales.
El proyecto inicial de Mendeletxe fue promovido por el capitán Juan de Mendirichaga y es el de un gran caserío unifamiliar edificado durante el segundo cuarto del siglo XVI, que entonces debió de carecer de muros de carga o medianiles internos y confiar todas las competencias de sustentación a una red de postes exentos. Desde principios del siglo XVIII, sin embargo, su explotación productiva estaba en manos de dos familias de labradores arrendatarios, aunque no parece que las obras de acondicionamiento realizadas para alojarlas superasen a un simple tabicaje y un reparto de posesiones.
La gran reforma, que confirió a Mendeletxe su identidad actual tuvo que esperar casi a a mediados del siglo XIX, y cabe pensar que estuviera forzada por una destrucción parcial o un derrumbe fortuito, ya que afectó a la cubierta y a todas las fachadas del caserío. Fue entonces cuando se desmontaron los voladizos del frontis y se les sustituyó por el paño liso y anodino actual. También entonces se remodeló la cubierta añadiendo nuevas correas y sus soportes; se levantaron el medianil y el cortafuegos, y abrieron nuevos vanos para los dormitorios laterales y el pajar. A principios del siglo XX se adosaron las letrinas, obedeciendo a un plan de higienización de las viviendas rurales promovido por la administración local.
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