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Un poco más recientes son las murallas.

Las tres villas de Busturialdea (Bermeo, Errigoiti y Gernika) contaron con ella, y en todos los casos parecen remontarse al siglo XIV.

La muralla de Bermeo la mandó construir, con toda probabilidad, Alfonso XI quién en 1334, ordenara su construcción, coincidiendo con un momento de incremento de los conflictos banderizos en el Señorío. La muralla de Gernika sería construida a los dos meses de haber sido fundada allá por 1366. Por fin, Errigoiti recibía en su mixta carta puebla, en 1376, la orden de alzar la muralla de Errigoiti. Sin embargo, prácticamente nada quedo de todo ello. Hoy sólo Bermeo conserva restos de lo que fuera un extenso circuito.

En la portal de San Juan
se aprecia perfectamente
como era la muralla que rodeaba
a Bermeo.

José Ángel Barrio Loza y otros (Arqueología, Urbanismo y Arquitectura histórica) afirman que estas murallas estaban conformadas por una tapia aparejada de un doble paño de sillarejo relleno de ripio, -el habitual aparejo gótico- que en Bermeo es calizo y trabajado en bloques de relativamente grandes dimensiones. Su grosor –alrededor de dos metros- permitía utilizar su parte superior como adarve, defendido por un murete que en algunos casos pudo estar almenado. Con el tiempo, estos lienzos en origen exentos serían absorbidos por el crecimiento de las casas, que se adosaron a ellos, como puede verse en los solares de la calle Engintza de Bermeo.

La cerca sólo se veía interrumpida por los cubos y los portales, que en ocasiones eran una misma cosa. Así, el portal de San Juan de Bermeo es un amplio paso en cañón levemente apuntado en su mitad exterior y escarzano en la interna, acogido bajo una torre de sección cuadrada por la que se prolonga el adarve.

También la vecina villa de Gerrikaitz (1366), actualmente Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz, estuvo rodeado por una muralla. Según podemos leer en Arqueología, Urbanismo y Arquitectura Histórica, de José Ángel Barrio Loza y otros, en lo que es hoy el camino Markina-Gernika, en sus extremos, se abrían dos de las tres puertas que interrumpían la desaparecida muralla. Pero en otro tiempo debió ser más importante la calzada que provenía de Durango, ya que junto a ese eje se situaba la iglesia y una plaza. Pero, hoy nada queda de aquella muralla, pero su trazado se puede intuir sin mucha dificultad

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