Durante el siglo XVIII surge el segundo tipo de molino hidráulico, el molino de marea. Éstas estaban limitadas a zonas próximas a la costa, marismas, rías, etc., donde la acción de las mareas es más intensa.
Ana M. Gutierrez Ibarrechebea, Juan José Muñoz Lobo y Salbador Ariztondo Akarregi en su obra La industria molinera en Vizcaya en el siglo XVIII mencionan dos razones que justificarían la construcción de molinos de marea. "Por un lado, la posible escasez de caudal de los ríos de la zona y por otro las características político-administrativas del País. Este segundo razonamiento deriva de la ubicación de los molinos de mareas en municipios que por sus pequeñas dimensiones, especialmente las villas costeras, no abarcan zonas fluviales extensas, limitándose a la desembocadura de los ríos. De esta forma el único tipo de molino hidráulico que puede construirse, es el de mareas, ya que el mayor caudal en la desembocadura de estos ríos proviene del mar. Ahora bien, no podemos condicionar únicamente a este fenómeno la existencia de molinos de mareas, ya que hay Anteiglesias que a pesar de tener mayor extensión, al no abarcar cursos fluviales importantes, también construyen molinos de mareas en sus demarcaciones (Kortezubi, Busturia, Murueta...)".
Los molinos de marea presentan unas instalaciones mecánicas semejantes a las de los molinos de río, aunque externamente se diferencian por la existencia de un gran dique de mampostería que se llena con la pleamar para ir liberando el agua gradualmente al iniciarse el descenso de la marea, poniendo en funcionamiento el mecanismo de la molienda. De esta tipología tenemos Mallukitza (Murueta); Arostegi, Baraiz, Ozollo Errota, Ikoako Errota y Baster Erreka (Gautegiz Arteaga); Errotatxu y Errotabarri (Kortezubi); Porturas (Sukarrieta); y Matorduene (Busturia). Éste último molino presenta un ejemplo singular de estolde (parte inferior del molino, y que corresponde a una especie de sótano situado bajo la habitación del molino. Aquí se localizan las ruedas hidráulicas del molino, y toda la maquinaria complementaria a ellas) en los molinos de mareas, ya que tiene tres ruedas hidráulicas, pues bien, dos de ellas se alojan en un estolde, mientras la tercera tiene para sí otro individual.
Éstos tenían una longitud aproximada de 20 metros por 5 ó 6 metros de ancho. El hecho de estar ubicados en zonas libres, hace que la capacidad de la antepara dependa más de su superficie que de su profundidad, ya que ésta sufre la acumulación constante de fango, objetos diversos que en un lecho natural, y en terrenos de estas características son difíciles de eliminar.
El molino Maiukitza de Murueta era de propiedad divisora o porcionera. En 1794 la mitad de éste pertenecía a Juan Arribalzaga y la otra mitad a Juan Badiola. Pero en pocos años pasará a ser de Manuel Santos Txirapozu.
En Gernika-Lumo, en 1845 Madoz menciona el molino de marea Ibaibarria. Éste lo hemos de tomar como dudoso, ya que sólo existe la constatación oral de la presencia de un molino de marea con este nombre en las proximidades de lo que es hoy la Plaza de la Estación del Ferrocarril.
No hay actualmente ningún molino de marea en funcionamiento en Busturialdea, si bien el mejor conservado es el Ozollo Errota.
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