La ermita de Nuestra Señora de los Remedios, popularmente Andra Mari, se halla emplazada en el barrio de Andra Mari de Morga. .
La excentricidad de la parroquia de San Martín con respecto a muchas de las barriadas, amplió así la demanda vecinal por contar con otro centro religioso más próximo a tales enclaves que sirviera igualmente dichos servicios litúrgicos. En 1764 se solicitaba por parte de la representación de la anteiglesia a la patrona y llevadora de diezmos de la parroquia, Doña Ana Joaquina de Arteaga, hija del Marqués de Balmediano, de tal tercer cura beneficiado con sede en la ermita de Andra Mari. La financiación del mismo correría a cargo de la cesión por parte de diversos bienes por el ayuntamiento aportando igualmente para el sustento de dicha congrua la citada patrona por un importe de cincuenta ducados anuales, procedentes de los ingresos percibidos por los diezmos, siempre la citada ermita nunca suplantase en las funciones parroquiales a la iglesia de San Martín..
En 1814 hubo una posterior iniciativa vecinal en el sentido de conseguir las celebraciones, recibiendo por respuestas la negativa del propio Cabildo y del Tribunal Eclesiástico de Calahorra. El fallo fue recurrido, y se inició un largo pleito con dicho Cabildo que terminaría reconociendo tal derecho de los vecinos, aún después de que el Cabildo apelara esa nueva inclinación de las autoridades eclesiásticas, ante el propio Metropolitano de Burgos, e incluso, ante el Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica..
A partir de por tanto de 1818, la ermita de Nuestra Señora de los Remedios dejó de presentarse como un centro menor, limitado a una advocación popular reconocida en puntuales actos litúrgicos de festividades para incorporarse como un templo con obligaciones parroquiales típicas de las iglesias anejas. .
Según Iturriza, la ermita fue reedificada en 1755 “y por los huesos de finados que se hallaron al ampliarla se conjetura haver sido en tiempos pasados Iglesia con enterrorio”. La obra fue realizada por Bautista de Aurre y Lequerica, vecino de Muxika..
La iglesia presenta al exterior un aspecto modesto, si bien las dimensiones de la misma sobrepasan con mucho a las del resto de las ermitas locales. Su esquema arquitectónico es similar al de las dos parroquias, salvando la diferente calidad de la fábrica, las menores dimensiones y la limitación del pórtico al sector de ingreso. Formando un todo con la gran casa cural que la prolonga, y con la sacristía lateralizada, el templo se basa en una única nave con simple tejado a dos aguas. El material de construcción es mampuesto, si bien precisándose la existencia de sillares esquineros. En la fachada oriental, cuatro vanos abocinados y adintelados se abren en altura, sobresaliendo su nivel por encima de la altura del tejadillo del pórtico. En la occidental, la ornamentación desaparece totalmente como lo hace también el mampuesto bajo un muy pobre enlucido, y la estructura se limita al asiento de cuatro contrafuertes, dos de ellos esquineros según su oblicuidad –el primero de ellos posee igualmente dicha oblicuidad pese a la prolongación del paramento. La prolongación posterior del edificio, coincidente con la construcción de la casa cural, imbuiría dicho contrafuerte en el paramento prolongado, dejándolo en su función sustentante, como testigo del antiguo tamaño de la nave..
El pequeño pórtico no presenta característica alguna que lo haga sobresaliente. Su tejadillo a única agua, se asienta en machones de madera sobre bases troncopiramidales de piedra y pequeño murete. Igualmente se apoya sobre el lateral de la casa cural y se prolonga sobre la sacristía formando un pequeño espacio de cobijo a la feligresía..
La torre campanario se halla dividida en tres secciones tan solo delimitadas por el decreciente grosor del muro. La fábrica es similar a la del resto del edificio, y el único motivo que rompe la monotonía del modelo lo constituyen los cuatro vanos en medio punto en los que se alojan las campanas, no albergando éstos ornamentación alguna. La torre se erigió en 1858, después de que a decisión primera de sus remate se iniciara diez años después por decisión general del vecindario. .
El plano de la obra y las condiciones artísticas fueron establecidas por el maestro de obras, residente en Begoña, Martín Luciano de Echévarri, en tanto que la obra terminó finalmente por ser rematada por Manuel de Arana. .
Al interior, la ermita de Nuestra Señora de los Remedios se simplifica en sus líneas arquitectónicas. Presenta tan sólo una nave, sin pilastras laterales que seccionen el espacio. La bóveda se halla dividida en sectores delimitados por arcos totales que, de lado a lado de la misma, subdividen dicha bóveda. Estas secciones se hallan abiertas igualmente por profundos lunetos que agilizan el espacio y rompen la monotonía de las líneas, y asimismo, generan sobre los parámetros laterales arcos de medio punto, bajo los cuales quedan alejados, en la fachada oriental los ya citados vanos. Los arcos fajones descansan sobre resumidas impostas que arrancan directamente del muro, limitando en ellas la única ornamentación de éstos..
El sector de la cabecera donde se aloja un pequeño y moderno altar en mesa no se dignifica por alteración arquitectónica alguna salvo una doble escalinata, sirviéndose como mera prolongación de la nave. En él, no hay retablo, presidiendo el espacio un crucifijo y una imagen de la Inmaculada bien compuesta datada en un rococó del siglo XVIII.
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