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La iglesia de San Andrés está situada en una ladera orientada al Sur en pronunciada pendiente, protegida de los vientos del mar por el sistema de colinas costeras que separan al puerto pesquero de Elantxobe del núcleo central de Elexalde, en el que se juntaban los labradores de Ibarrangelu.

Iglesia de San Andrés de Ibarrangelu
Iglesia de San Andrés de Ibarrangelu.

Edificio

Es un edificio del siglo XVI que sustituye en su mismo emplazamiento a una iglesia medieval desaparecida por completo. Aquella iglesia tuvo como patronos desde 1325 a los señores de las casas solares de Arteaga y Zubieta, los cuales nombraban los sacerdotes y percibían los diezmos de los vecinos. Entre otros pagos, la iglesia se reservaba siempre la lengua de todas las ballenas cazadas desde la rada de Elantxobe, y con el producto de su venta pudo pagarse la reconstrucción.

Interior del Templo
Interior del Templo.

El edificio actual es una iglesia de una sola nave larga y despejada, con una longitud que dobla su anchura y sin otras compartimentaciones internas que la tribuna de un coro alto que se alza en la zona occidental. Está construida con muros de buena sillería renacentistas que cubren dos tercios de su altura y que se completan con paramentos de mampostería en el tramo correspondiente al nivel de bóvedas.

Planta
Planta.

La iglesia aparece enmascarada al exterior por una torre de factura reciente (1922) rematada por una escultura del Sagrado Corazón de Jesús (1945), y por un pórtico que cubre dos de sus lados. A este atrio se abren las dos puertas de acceso al templo; la de los pies, que es barroca de hacia 1720, y del flanco sur, que debía de ser un arco apuntado de largas dovelas, de hacia 1520, pero hoy está retallado en falso dintel. En la fachada norte, hoy inaccesible, existió otro pórtico cubierto y se aprecia un arco de entrada similar, que ha sido condenado.

Lo que hace de San Andrés de Ibarrangelu una iglesia casi única en su género es su extraordinaria bóveda interior. La cubierta de la nave es una gigantesca techumbre de madera de roble policromada, articulada mediante arcos, claves y nervaduras de madera que configuran quince bóvedas estrelladas.

Detalle de bóveda
Detalle de bóveda.

Esta gran estructura de carpintería descansa sobre cuatro arcos diafragma de madera asentados sobre parejas de postes adosados a la cara interior de los muros.

Las bóvedas de San Andrés reproducen en madera los complicados diseños de nervaduras tardogóticas de piedra que estaban de moda en las mejores iglesias y catedrales del reino a principios del siglo XVI. No se trata de una réplica rudimentaria realizada por artesanos rurales sin conocimientos, sino de una obra proyectada por una maestro constructor que conocía perfectamente la arquitectura de su tiempo, y que hizo uso de un complicado sistema de cálculos y proporciones armónicas para crear un edificio capaz de satisfacer al gusto más exigente de su época, aunque con la salvedad de utilizar un material de bajo costo y que era fácilmente accesible en el entorno. Sólo en los Países Bajos y en el norte de Francia eran habituales estas bóvedas de crucería de madera, y es probable que el contacto habitual que los marinos y mercaderes vascos mantenían con estas regiones les impulsara a emular sus creaciones, aunque ningún tipo otro lugar se puede encontrar una bóveda de madera de las dimensiones de la de Ibarrangelu.

Bóveda
Bóveda

La techumbre de San Andrés se terminó en 1559, una fecha que aparece pintada en numerosas cartelas distribuidas por distintos lugares de la bóveda. La pintura al temple constituyó un elemento esencial del acabado de la estructura. Era necesaria, por una parte, para completar el engaño visual de imitación de la piedra, al simular un falso despiece de cantería en el techo, y fue importante también para completar la ornamentación de contenido religioso de la iglesia.

Las tres bóvedas que cubren el presbiterio, dedicadas a Santiago, San Andrés y Santa María, respectivamente, son las más ricas y complejas en su aspecto pictórico. En ellas aparecen figuras del apostolado y la tradición medieval cristiana entremezcladas con un extraordinario repertorio de imágenes manieristas italianas, tales como putti, talantes, máscaras, grullas, grutescos, calaveras..., que forman una alegoría del Amor, la Fama, la Muerte y la Vanidad.

También en las enjutas de los grandes arcos de diafragma que soportan la bóveda aparecen escenas pintadas en gris, blanco y negro, en las que junto a figuras de la Anunciación, los evangelistas y santas como Bárbara y Lucía, se reconocen hombres grotescos, máscaras, estandartes, caballeros, monstruos y una escena del apóstol Santiago en la batalla de Clavijo.

Como la iglesia de San Andrés carecía de bóvedas de piedra se construyó sin contrafuertes exteriores, pensando que eran innecesarias. Pero el muro de los pies comenzó a desplomarse en 1643 y tuvo que ser reconstruido, y gran parte del lateral sur donde más fuerte es la pendiente, tuvo que reforzarse con estribos en 1715 aumentando el grosor del muro, con lo que las bóvedas de este flanco quedaron parcialmente mutiladas.

Arcos formeros
Arcos formeros.

Mobiliario

Los muebles de la iglesia de San Andrés son de antigüedad y calidad desigual. Destaca el gran retablo mayor de estilo rococó con arquitectura de columnas salomónicas, que se terminó de dorar en 1792 y está ocupado por imágenes de diversas procedencias. Entre ellas hay una Andra Mari gótica del siglo XIV.

Es también valioso el retablo rococó de la Virgen del Rosario, obra del maestro Domingo de Laca, de 1780. Los demás retablos son trabajos modernos.

Retablo mayor
Retablo mayor.

Para más información

San Andrés de Ibarrangelu. Diputación de Bizkaia, Departamento de Cultura. Colección Restauración nº 3, 1999, Bilbo.

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