Según Iturriza, la ermita de Santa Ana se construyó en 1461. Fue fundación particular de uno de los parientes mayores de la zona de Urdaibai, concretamente, de Peru Ibáñez de Albiz, señor de la Casa torre de Urdaibai.
Su importancia como punto de orientación e identificación fue tal, que vino a dar nombre a una de las puertas de salida de la Villa medieval. En otras ocasiones sirve para demarcar propiedades: En un documento de 1533 sobre las casas y propiedades que dan diezmo a la Iglesia de Nuestra Señora de Santa María, se lee:
Item.- Los garbes, manzanales y tierras de pan llevar y huertas, es comenzado en la tierra de pan sembrar que fue de Ochoa Martínez de Urquilla, que al presente posehe Juan Martínez de Dondiz, de baja hasta las tierras de Santa Ana, que han por linderos: el camino real que va de Guernica a Bermeo; y por debajo, las Ibarra (sic de Santa Ana); y por los costados la dicha heredad de Juan Martínez de Dondiz y manzanales de Santa Ana.
A la luz de los documentos podemos imaginarnos el paraje que rodeaba a la ermita: se encontraba a la salida de la villa, en el camino real de Gernika a Bermeo, en la falda del monte Kosnoaga, próxima a los caseríos de Dondiz y rodeada de plantaciones de trigo y manzanales. Elevada sobre un montículo de ofita, destacaba con gallardía sobre las ibarras, a las que prestaba su nombre, hasta que en torno a 1750 Manuel María de Urdaibay levantara la nueva casa titulada de Santa Ana, robándole todo su protagonismo. Antes de que la cantera de ofita se comiera parte de su mogote, la ermita estaba rodeada por una campa sombreada por corpulentas encinas bravas, a decir de Juan de Irigoyen.
Así pues, la ermita toma el nombre del barrio en el que está emplazada, el barrio de Santa Ana, extramuros de las mediaciones de lo que actualmente se conoce como calle Gangoiti.
Edificio de planta rectangular (16,40 x 8,90 m). Los muros de mampostería vista con esquineros de sillería y sobre ellos cubierta a cuatro aguas derrumbada. En la fachada principal, en el lado W, acceso con vano de arco apuntado y sobre él espadaña de un sólo bao con campana. Ventana adintelada y dos aspilleras al sur. El pavimento es de losas de piedra, y el coro es de madera con vigas labradas.
En el interior no se conserva ninguna imagen, aunque hasta hace poco se conoció en ella un grupo escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño Jesús.
De la imagen titular de esta ermita, Santa Ana, el P. Pedro Vázquez, en un artículo sobre "La escultura en Vizcaya" editado en El Nervión señalaba:
"que en el coro de la ermitas de Santa Ana, había encontrado “tres grupos escultóricos de madera, de verdadero valor artístico”. Estos grupos que representaban a la Santa titular con la Virgen y el niño Jesús, estaban relegados al olvido, y en el más deporable abandono, roídos en parte por la carcoma, despintados, ennegrecidos, y maltrechos".
El P. Vázquez da la siguiente drescripción del grupo central del grabado:
Sobre un trono están sentadas Santa Ana, ésta tiene asido a su Hijo, por debajo de los brazos, que descansa encima de las rodillas de su madre y de su abuela; las tres figuras están vestidas, el Niño con sencilla túnica; Santa Ana y la Virgen con túnica también y manto.
A juicio del Padre Vázquez, son tres tallas de finales del siglo XV, pertenecientes a la escuela alemana y que pudieron formar parte de "un retablo que se labrase para dicha ermita".
Esta ermita está en ruinas.
José Antonio Arana Martija, en la revista Brisas Gerniquesas el año 1960, señalaba la situación ruinosa de esta ermita:
"(...) La ermita de Santa Ana está en ruinas. Se ha hundido el tejado por la parte del altar y las imágenes han debido ser retiradas debajo del coro. Con las aguas de la lluvia se inunda la ermita. ¿A quién corresponde la restauración? Nos dicen que a un particular para quien el costo de la restauración sería elevado. ¿Que tál andan los presupuestos municipales de 1960? A ver si pueden echar una mano (...)"
Y el mismo año, volvía la citada revista a plantear el tema de la restauración de la ermita:
"(...) La ermita de Santa Ana. Hace unos meses hacíamos una alusión al deplorable estado en que se encuentra esta ermita. Recibimos una información que dice: El Arquitecto Sr. Anasagasti se presentó hace un par de meses a los propietarios de la ermita y preguntó por unas imágenes que estaban retiradas por estar carcomidas y muy deterioradas; tenía conocimiento de que eran antiquísimas y al parecer se dedica a la colección de objetos de este tipo que tengan valor histórico. Los propietarios se las cedían si se trataba de conservarlas, pero sin pensar en ningún momento en venderlas. En agradecimiento contestó que si alguna vez se pensaba en restaurar la ermita, él estaba interesado y contasen con él. Ya tenemos arquitecto. Conozco también un señor que esta interesado en que la restauración se lleve a efecto. Pondría lo que hiciese falta para comenzar; ladrillos, tejas, etc. Ya tenemos también colaboración. ¿Que más falta?".
A pesar de estas "llamadas" para restaurar la ermita, ésta sigue arruinándose y su estado es lamentable.
Desde hace por lo menos 50 años, no ha habido culto en ella. Se celebraba la festividad de Santa Ana, el día 26 de julio, con misa y salve popular. También se celebraba misa el día 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol.
La ermita se considera propiedad particular, compartiéndola misma las dos familias propietarias del caserío homónimo.
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