Advocación: Nuestra Señora de Murueta, popularmente Muruetako Ama Birjina y también Andra Mari.
Emplazamiento: Parece ser que su emplazamiento se situó junto a la actual parroquia de la Natividad de Nuestra Señora de Murueta. La campa frente a la parroquia es denominada "campa de la ermita". Antes del inicio de las obras de la actual parroquia (1849-1852) la ermita estuvo habilitada como parroquia (1829).
Notas históricas: En 1852 fue trasladada la imagen de la patrona a la nueva iglesia quedando la ermita como Campo Santo provisional. En 1867 se llega a un acuerdo para la construcción del “cementerio viejo” y en el que se especifica que: “(...) se aproveche para su ejecución todo el material que contiene la ermita primitiva de Nuestra Señora que benga bien y que al efecto hará valuar su coste (...)”. Baseliza, azkenean, urte horretan erautsi zuten, “... y desaparecida por el Ayuntamiento de aquel entonces que allanándose su suelo y plantado de arbolado agregó a la Campa parroquial que la circundaba”.
De la ermita sólo queda una breve descripción de Iturriza:
"...Tiene un Heremitorio de la advocación de N. Señora de Murueta edificado en el plano de un pequeño ribazo; el qual es de una nabe sin bóveda de 56 pies de longitud y 32 de latitud, con tres Altares, pulpito, Coro y cementerio; y por hallarse su pabimento enladrillado, no se puede venir en conocimiento si en la antiguedad fue Parroquia Sacramental; solo consta que hera Sufraganea de la de Axpe de Busturia en la pesquisa de Patronatos de Iglesias que se hizo el año de 1487, y como tal uno de los cinco Beneficiados de dichas su Matriz celebran Misa los Domingos y días festibos en el citado Heremitorio a los dueños y abitantes de 42 Caserias esparcidas de que consta la republica...".
Lizarralde, por su parte, dice:
"... Santa María de Murueta.- Su nombre proviene, sin duda, de la antigua casa Torre de Murueta, que pudo tener una ermita dedicada a Andra Mari...".
La ermita era sufragena de la iglesia de Axpe de Busturia según la pesquisa de patronos de Iglesia del año 1487. Esta particular se puede documentar a través del Libro de Cuentas de la Ermita, así como una breve semblanza de las obras y donaciones efectuadas en la ermita.
Las cuentas arrancan de 1587, año en el que se reúne el pueblo con la intención de reedificar la ermita. Pero la obra no llega a realizarse ya que en 1607 y 1608 se están efectuando obras en la ermita y, al tiempo, en la Visita se le sigue reclamando a la anteiglesia de Murueta los montazgos prometidos a la ermita para financiar con su venta el cambio de traza. Sin embargo, van a ser numerosas las reparaciones y arreglos que los artesanos del pueblo y pueblos cercanos harán en la ermita; a través de ella se puede saber que la ermita poseía un humilladero y una torre de madera, así como una pequeña sacristía adosada.
En lo que al mobiliario respecta Iturriza señala la existencia de una naveta de plata cedida tras el derribo de la ermita al Museo Diocesano de Vitoria y una campanilla también de plata. Esta campanilla aparece en el Libro de Cuentas y fue adquirida por Rodrigo de Murueta, mayordomo de la ermita, en 1589. En el siglo XVII se llevan a cabo varias compras. En 1623 se manda “undir el cáliz de la dicha igueleçia porque es muy pequeño y se dize missa con muy grande peligro añadiéndole asta seis ducados de plata”. Quizá lo más destacable sea la entrega que hace Pedro de Alloytiz, Maestro Escultor de la anteiglesia de Murueta, de dos imágenes, la de un Cristo y la de Nuestra Señora de Santa María, junto con una Cruz. Alloytiz dice como las había tallado para el servicio de la Iglesia y pide se le descuente su valor –diez y nueve ducados- de los réditos que debe de un censo que le otorgó la ermita. Se supone que la imagen de Nuestra Señora es la que actualmente se conserva en la Parroquia de Nuestra Señora de la Natividad; aunque de la talla original solo queda una parte. Según Mª Victoria de Gondra y Oraa, esta imagen tuvo una gran devoción en la comarca y lo hemos podido comprobar en numerosos testamentos y donaciones; aunque la impresión general es de haber sido una modesta ermita con una constante necesidad de reparaciones.
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