A principios del siglo XIV Hurtado García de Abendaño, cabeza del bando gamboíno en Bizkaia, dividió sus posesiones entre sus tres hijos: al mayor le dio el valle alavés de Aramaio y solar de Urkizu (Dima), al segundo Arteaga y al tercero, Juan Galíndez, Muxika. Este último fiso el primero cadalso e [el] primer palaçio e aseñas e solar, e fue el primero que poblo alli, e por eso tomo el nombre de Mugica.
Durante un tiempo las relaciones del joven linaje con sus parientes de Abendaño-Urkizu y Arteaga fueron buenas. Pero esta cambió apenas iniciado el XV: la heredera del solar, Maria Alonso de Muxika –nieta de Juan Galíndez-, casó con Gonzalo Gómez de Butrón, pariente mayor del principal linaje oñacino del señorío. Los enfrentamientos entre los Muxika-Butrón y sus primos los Abendaño no se hicieron esperar, teniendo sus puntos culminantes en la quema de Otxandio (1415), el combate de Mungia (1437), las luchas por la posesión de Aramaio (1437-1450), la quema de Arrasate (1446) y la batalla de Elorrio (1468). Pese a todo, en 1471 Juan Alonso de Muxika-Butrón y Pedro de Abendaño se reconciliaron y derrotaron al conde Haro, Pedro Fernández de Velasco, en la batalla de Mungia.
El solar de Muxika-Butrón era uno de los más importantes de Bizkaia, únicamente superado en riqueza y poder precisamente por el de Abendaño. No sólo eran los señores efectivos de gran parte de la merindad de Uribe, incluidas las villas de Plentzia, Larrabetzu y Gernika-Lumo, además cobraban impuestos de labradores y diezmos de iglesias, y eran dueños de molinos, ferrerías, caseríos, tierras de cultivo, montes, ganado... Esta posición de privilegio se reflejaba en las dos casas torres de sus apellidos, dos fortalezas que, aunque muy transformadas, siguen transmitiendo una sensación de fuerza y magnificencia muy superior a la de mayor parte de las torres vizcaínas.
Asentada sobre una loma desde la que se domina una amplia perspectiva, la actual casa torre de Muxika no es la que levantara Juan Galíndez. Ésta era una cadalso, una construcción de madera de la que no queda huella alguna.
Después, en un momento incierto, fue sustituida por una obra de piedra. A ésta podría corresponder buena parte del perímetro de la casa: un imponente muro (2,60 m de grosor, 5 m de altura), que define una planta casi cuadrada (19 x 20 m). Esta muralla está construida con grandes bloques de piedra, y probablemente se alzó en dos fases, como se aprecia en el túnel de la entrada, un amplio arco apuntado.
No sabemos si esta voluminosa tapia era parte del muro perimetral de la torre medieval, o una cerca exterior de ella. En cualquier caso, a principios del XVI su espacio interior –más de 200 m2- debió de quedar vacío, y la mitad del mismo fue ocupada por un palacio de gusto renacentista, aunque con algunos resabios góticos.
La nueva obra es un gran volumen apaisado, asentado encima del muro previo –que en buena medida fue rehecho con motivo de la construcción de este palacio-.
Sus primeras plantas se hallan muy transformadas. La baja, en origen cuadra o bodega, sirve hoy también de acceso a la casa. No conserva ningún vano original.
Por encima se desarrolla un entresuelo, posiblemente el espacio para las dependencias de servicio, como las cocinas, y las habitaciones –aún hoy cumple esas funciones-. Aquí si encontramos una de las primitivas ventanas de la torre: una germinada en arco escarzano, aunque ha perdido el parteluz.
Pero el espacio principal de la torre de Muxika es el segundo piso. Se puede llegar a él por una escalera interior, pero contaba con una entrada propia desde el exterior: un arco de medio punto al que se llegaba a través de una escalera de piedra o patín de planta en L que trepaba perpendicularmente a la fachada principal, un elemento arquitectónico singular en Bizkaia, que sin duda estaba destinado a impresionar a sus contemporáneos.
Ya en el interior de la planta, encontramos un amplio salón –más de 120 m2- iluminado a través de cinco amplias ventanas escarzanas, dotadas de asientos al interior. Distribuidas de forma irregular, algunas de ellas estaban decoradas: en la rosca de una de las de la cara posterior pueden verse unos círculos concéntricos tallados en la piedra.
Al igual que en las verdaderas casas torre, esta sala era el espacio de representación social del linaje, donde tenían lugar los actos solemnes, como la firma de una tregua o la redacción de un contrato matrimonial o un testamento.
En el exterior, la parte alta de esta planta está recorrida por una serie de canecillos en cuarto de bocel, destinados a la sujeción de unos jabalcones que a su vez aseguraban el alero del tejado. Pero en el siglo XIX se renovó la estructura interna de la casa, y con ella la cubierta: el nuevo tejado apenas vuela sobre las paredes. Los jabalcones, ya inútiles, fueron suprimidos, y hoy las ménsulas se ven un tanto perdidas en los paños de muro.
Para acceder a la casa torre de Muxika en la carretera Amorebieta-Etxano-Gernika-Lumo cogeremos a la derecha hacia el barrio de San Román. Allí, encontraremos la casa torre. En cualquier caso, no vamos a poder entrar ya que es de propiedad privada.
Urdaibaiko Galtzagorriak © 2017. Contacta con nosotros: galtzagorriak@urdaibai.org
Patrocinadores: Gobierno Vasco, Ayuntamiento de Gernika-Lumo y Reserva de la Biosfera de Urdaibai.