Entre las leyendas recogidas en Bermeo esta la siguiente: "se cuenta que un fraile de Izaro tenía una amante en Errosape, en Mundaka. Cómo no podía verla durante el día, aprovechaba las noches para acercarse a Mundaka a nado y estar con ella. Para que supiera dónde la esperaba colocaba una pequeña luz. Pero un día se enteró el diablo y le colocó la luz en otro punto mucho más lejano e inaccesible. El fraile, como casi todos los días, volvió otra vez, pero no pudo acceder a la zona iluminada. Al final, cansado, murió ahogado."
Hemos usado esta leyenda a modo introductorio ya que demuestra la importancia de la luz para localizar un punto determinado en la costa en la oscuridad de la noche.
Para preparar esta introducción nos hemos basado en dos artículos interesantes publicados en el número 167 de la revista Elhuyar en 2001.
La primera referencia bien documentada de faro marino la tenemos en la isla de Faros. Fue construida en el siglo III a.C. por los egipcios en la entrada del puerto de Alejandría y era una torre de 130 m de altura.
Tanto egipcios, fenicios como romanos construyeron muchos faros marinos en las costas del mar Mediterráneo, Egeo y Negro. Pero la influencia romana también se expandió por el norte. Así, además de proteger las rutas mercantiles, garantizaban la estabilidad del imperio. En general, los faros marinos de aquella época eran estructuras simples que usaban leña como combustible. Mantenerlos encendidos toda la noche era una tarea ardua y, por ello, tuvieron que ir probando otros sistemas de iluminación.
Los actuales faros marinos son eléctricos.
Éstos cumplen dos funciones para los y las navegantes. Uno, conocer exactamente la situación de el o la navegante y, dos, indicar la situación de un punto de la costa. El faro marino, durante la noche, envía su información mediante la luz y, durante el día, las características de la propia construcción son las indicadoras. No hay dos construcciones de faros marinos iguales. Los de nuestra costa son blancos que contrastan perfectamente con el fondo verde de los montes.
Por ello, en los mapas de navegación aparece muy bien indicado como se vende desde el mar. En esos mapas aparecen mencionadas sus medidas y el aspecto que tienen. Además, la gente de mar, suele usar dibujos que indican la forma de la costa. Son muy prácticos para usarlos en la costa de Euskal Herria, ya que es muy montañosa.
Una de las señales principales de la noche es la del faro marino. No se construyen solamente para indicar si las embarcaciones se encuentran cerca de la costa, sino que, también, como punto de referencia en un recorrido. Observado de cerca la luz de los faros marinos no parecen mucho más intensos que las luces de las poblaciones de alrededor, pero gracias a las lentes de Fresnel su luz aparece potenciado.
A principios del siglo XIX, el francés Agustín Jean Fresnel inventó unas lentes adecuadas como complemento de las lámparas. En la actualidad todos los faros marinos disponen de esas lentes. Éstas recogen la luz que se expande y la concentra en unos puntos. Para ello, los prismas que dan un aspecto especial a las lentes recogen la luz y la dirigen hacia el horizonte.
Es por ello, que, al alejarnos, las luces de las poblaciones del entorno pierden fuerza rápidamente mientras que, la de los faros marinos, van desapareciendo poco a poco.
Como en la actualidad se puede enviar luz de la intensidad que se quiera, una de las características principales de los faros marinos es la altura a la que están construidos. Cuánto desde más arriba iluminemos, más lejos llegará la señal.
En cualquier caso, si la situación es estratégica también estando a baja altura la luz podrá llegar lejos. Los faros marinos de la costa de Euskal Herria son de gran alcance, ya que casi llegan hasta las 25 millas marinas (casi 50 kilómetros). El faro marino de Matxitxako es una de las que más lejos envía.
Para poder identificar cada faro, se inventó el código de los rayos de luz. Nada más detectarse una luz, los marineros cuentan los rayos y miden el tiempo, ya que cada faro marino tiene su propio “juego lumínico”, el cual aparece indicado en los mapas de navegación. Pero ese código de identificación no sólo usan los faros marinos, sino que también las balizas y las farolas de los extremos de los muelles.
Cuando hay nubes la mar suele estar tranquila. En cualquier caso, pueda haber dificultades para acceder al puerto, ya que los faros no sirven en esos casos. Entonces, en lugar de enviar luz, se ponen en marcha las señales sonoras. Para poder escucharlas, las embarcaciones motoras, muchas veces deben apagar el motor. A pesar de ello, es un sistema eficaz y hoy en día es muy usado. El faro de Matxitxako, por ejemplo, mediante el código Morse envía la letra M en días nublados (haga el tiempo que haga, lo suele enviar en frecuencia de radio).
En Urdaibai contamos con dos. Una, la de Errosape, en Bermeo, al lado de Mundaka, y otra, en Matxitxako, en Bermeo, en sentido Bakio.
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