En Urdaibai hay tres asentamientos con título de Villa (Bermeo, Errigoiti y Gernika) y cerca de ella, con parte de su territorio englobado en este espacio protegido, está la Villa de Gerrikaitz, actualmente Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz. Todas ellas han conservado parte de la trama medieval de su casco urbano aunque muy poco de las casas que se alzaron sobre ella. Sólo en Bermeo pueden rastrearse las huellas de su primitiva parcelación y de las casas que se alzaron sobre ella, mientras que en Gernika-Lumo, muy alterada tras la reconstrucción de posguerra, prácticamente nada queda. Y en Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz, aunque actualmente bastante modificada, se aprecia muy claramente su trama medieval. Para preparar este apartado tomaremos como referencia la publicación de José Ángel Barrio Loza y otros titulada Arqueología, Urbanismo y Arquitectura Histórica. Bizkaia II. Markina-Ondarroa, Gernika-Bermeo, Plentzia-Mungia.
La villa marinera de Bermeo, pese a los numerosos incendios que padeció, aún conserva restos de su primitiva trama medieval y de las casas que se construyeron en ella. Así han llegado hasta nuestros días ejemplos de la que fueron hogar de los burgueses del floreciente Bermeo medieval. Aunque se han conservado algunos edificios de época, como son las casas torre de Ercilla y Arostegi (más información sobre estas construcciones en Arquitectura militar), no debemos confundir éstas con las casas populares que habitaron los burgueses bermeanos de la Edad Media. Como en tantos otros casos, apenas quedan restos de aquellas casas de villa, arrasadas por los sucesivos incendios que sufrió en 1297, 1347, 1360, 1422, 1504 y 1722.
Sin embargo, en el camino a La Atalaya se ha conservado un ejemplar único que, pese a hallarse fuera del casco urbano, puede considerarse como uno de los más notables ejemplares de casas de villa aún existentes en Bizkaia. La Casa de La Atalaya es de planta longitudinal, profunda, y aunque exenta sigue un modelo evidentemente diseñado por ser adosado a otras construcciones vecinas, compartiendo con ellas sus muros medianeros. La fachada, de dos alturas, dispone de un piso bajo cerrado en sillería, con un amplio acceso centralizado en medio punto. El nivel superior, de mampuesto, debió de adelantarse en un principio, apoyándose en los amplios espolones pinjantes que lo flanquean. Los muros laterales, aparejados en mampostería, presentan sendas ventanas germinadas apuntadas. El tejado, a dos aguas, vierta hacia la fachada principal. Por su parte, la estructura interna, aunque muy renovada, se basa en un juego de vigas de madera tendidas entre los dos paños laterales .En ese caso, la planta inferior estaba íntegramente dedicada a labores agropecuarias, mientras que las habitaciones se situaban en el piso alto, dispuestas en sentido transversal al eje del edificio y comunicadas entre sí mediante un pasillo.
La función artesanal o pesquera de buena parte de los vecinos de Bermeo impondría la presencia en sus viviendas de un local industrial o de almacenaje en el bajo y la duplicación de sus huecos: junto al arco de ingreso, lateralizado, se abriría una ventana-mostrador par el taller-lonja. Pero, en líneas generales, las principales casas de villa del primer Bermeo en poco diferirían del modelo conservado en La Atalaya. Hoy, sin embargo, sólo podemos rastrearlas a través de algunos ejemplos más tardíos, como el nº 9 de Doniene, que conserva su acceso en medio punto, o el espolón que aún existe entre los números 24 y 26 de la calle Nardiz´tar Jon, que delimitaba a una casa de tres alturas más camarote.
Pero estas casas corresponden a los ejemplos más cultos y ricos, como indican los elementos arquitectónicos presentes en sus muros –los arcos-. En la mayor parte de las ocasiones las viviendas serían humildes construcciones a base de postes y vigas de madera, cerradas externamente con mampuesto menudo o tablazón. Todavía podemos ver algunos estrechos solares en los que los edificios, aun siendo posteriores, perpetúan aquel sistema: sirvan de ejemplo los números 34 a 50 de Nardiz´tar Jon, el tramo final de Erremedio, o el interesante número 23 de Andra Mari.
Las primeras construcciones de la villa de Gerrikaitz, hoy en día Munitibar-Arbatzegi-Gerrikaitz (este municipio se sitúa en la comarca de Lea-Artibai, pero parte de ella queda englobada en Urdaibai) eran casas de villa. Se alzaban sobre parcelas estrechas –en algunos casos de poco más de cinco metros-, limitadas lateralmente por muros medianeros compartidos con sus vecinos. Su piso bajo, cerrado en piedra, acogía al portal y, a su lado, un profundo local comercial, mientras que la vivienda ascendía al segundo, quedando un estrecho camarote bajo la armadura del tejado. La cubierta era a dos aguas con el vertido hacia la calle y la fachada zaguera. Esta última daría a una pequeña huerta que, con el tiempo, fue reduciéndose hasta convertirse en una cárcava más o menos estrecha; en algunos puntos no pasa de los dos metros y medio; en otros supera los siete
Aquellas viviendas no serían muy diferentes a Kantokoa, edificio de principios del siglo XVI que estaba originalmente situado, como su nombre indica, junto al cantón. Este presenta, sin embargo, una particularidad: el bajo tiene un amplio acceso centralizado, en lugar del más estrecho y lateralizado que es habitual. Semejante disposición no debió ser extraña en aquellas casas cuyos propietarios mantuvieron una dedicación agropecuaria. El ingreso lateral pretendía deja espacio libre para instalar un local comercial dotado de un vano o mostrador propio. Pero un ganadero precisaba de una entrada amplia para los animales, y además alejada de los muros laterales, ya que de lo contrario la escalera, apeada en uno de éstos, podría estorbar el libre paso de las bestias. Precisamente la ventana situada al lado del arco de ingreso tenía por misión iluminar la subida. El piso superior de Kantokoa se aparejaría en origen en entramado de madera relleno de mampuesto, como aún puede verse en otra construcción de la misma calle.
Por los mismos años se levantaría Torretxikitone, que pese a su nombre y su situación –junto a Portaldea, una de las puertas de la villa- no debió ser más que una casa de villa más noble que sus vecinas, que cerraba toda su fachada principal en piedra. En el bajo conservaba un elevado arco apuntado y restos de lo que fue un vano adintelado, y en el piso residencial existió una ventana escarzana. En la actualidad está desmontada y sus piedras guardadas.
Pese a sus orígenes medievales, la casa de villa perduró como modelo arquitectónico durante varios siglos. Así, en el siglo XVIII se edificó el número 11 (8 sobre el dintel de la puerta) de Goikokale, Txorixena, alzado sobre un desnivel tan fuerte que mientras la cara delantera presenta las dos alturas tradicionales, la posterior llega a las cuatro. Su fachada principal en poco se diferencia, conceptualmente, de la de Kantokoa: el bajo, aparejado en sillería irregular, acoge un acceso y remata en una voluminosa moldura barroca que da paso al nivel superior, cerrado en entramado de madera rellenado con mampuesto enlucido. En este caso, sin embargo, el piso inferior ha asumido funciones residenciales, ya que la cuadra se ha desplazado a los dos sótanos.
Por último Kalejakoa, en Beheko Kale 20, actualmente renovada, tenía orientada la fachada principal hacia Barrenkale y cumplía las mismas características que las anteriores.
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