El actual caserío de Gastarain o Gestarain Goiko, propiedad de María Antonia Gorostiaga fue levantado en determinados tiempos antiguos en sustitución de la que fue llamada casa torre de su nombre, derruída en sus inmediaciones ha tenido la suerte de que uno de sus descendientes haya redactado lo que pudiéramos llamar la crónica del mismo.
Esta crónica se inicia el 6 de mayo de 1623, cuando el Bachiller y presbítero Fernando de Gastarain, denominado “el abad de Gestarain” fallecía sin testar dejando a su muerte treinta y seis millones de reales. Ahora bien, en el libro antiguo de finados al folio 25 se encuentra la referencia de que si no hizo testamento al menos sí que plasmó su voluntad en un contrato entablado para la casa de Gestarain de Ereño.
En la primera memoría, se reconocía como inmediato depositario de todo el dinero al titular del caserío de Gestarain Martin Gestarain, casado con Domeka del Puerto.
La segunda memoria abarca los tres apartados ya planteados antes, que comprenden una dote de 100 ducados de oro a las doncellas huérfanas del linaje Gestarain cuando fueran a casarse. El tercer apartado especifica que a los descendientes de la casa Gestarain de Ereño que desearan seguir la inclinación clerical del hacendado testador se les diera también por cuatro años la cantidad de 200 ducados de oro que venían a suponer una holgada beca. De la misma se beneficiaron Juan de Ikazuriaga Etxeandia, prebístero de Nabarniz, y el fraile Josef de Olalde, de Ereño.
La terecera memoria, era para pagar el estipendio de inumerables misas a perpetuidad que Fernando de Gestarain legó y que habrían de oficiarse en la iglesia parroquial de San Miguel de Ereño, en la de Gabika y en la ermita de Santa Katalina de Akorda.
A lo largo de los siglos se turnan varios administradores.
Mariana de Zabala y Gorostiaga, vecina de Xemein al casarse con Juan Cruz de Urkidi, recibe dote; lo mismo que María de Gorostiaga al desposarse con Juan de Goitia, vecino de Nabarniz.
Se reducen estas dotes a 50 ducados de oro cada una que acaban por agotar todo el patrimonio, apunto de que el mayorazgo de la que fue casa torre de Gestarain en Ereño, Juan Manuel de Gorostiaga y Bengoa sacrifique su propio dinero por continuar con las Memorias de un antepasado de su línea materna ya que, a poco de hacerse saber el testamento que analizamos, no habiendo en la casa de Gestarain varón, una de las tres hijas de la casa efectuó matrimonio con un Gorostiaga de Nabarniz y este apellido de Gorostiaga figuraría como el principal de la nueva familia en la que ya así Gestarain se diluye.
En 1820 la noble descendencia de los Gorostiaga se une con la de Bengoa y en 1861 con la de Arrupe.
El 8 de junio de 1861 casó Juan Manuel de Gorostiaga y Arrupe con María Antonia Urrutia Ibarrara, vecinos de Ereño. Tuvieron catorce hijos.
Uno de los hijos, José Manuel de Gorostiaga y Urrutia, casaría con Luisa de Goitisolo y Arrupe dando origen a una ilustre famlia que al empolio industrial de Euskadi tanto ayudó para tener renombre universal con sus famosas bodegas de Gorostiaga y Goitisolo.
Del entrelazamiento de las diversas familias entre sí, el que el apellido Arrupe, segundo de las esposa de José Manuel de Gorostiaga vuelve a encadenarse en la familia de los Gorostiaga a través de Catalina Arrupe Meabe, y que de esta unión sería vástago el Padre Arrupe, hasta hace poco Superior General dimisionario de la Compañía de Jesús.
El apellido Gestarain es de 1648 y significa: en campo de plata, un árbol de sinople, con un lobo de sable paseante al pie del tronco.
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