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Introducción

A lo largo de los millones de años de su historia, la litosfera o corteza terrestre ha sufrido plegamientos y fracturas por acción de fuerzas procedentes de la actividad magnética interior, que aún en la actualidad le someten a un alto grado de dinamismo. La erosión y otros fenómenos superficiales han colaborado en el modelado del paisaje geológico actual. En tanto que una pequeña porción de la Cornisa Cantábrica, la formación del relieve actual de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai se entiende como parte de la del norte de la Península Ibérica.

Así, el valle del Oka se formó a partir de una extrusión diapírica: las arcillas de edad triásica, debido a su baja densidad, empujaron hacia arriba a las capas superiores. La ascensión se produjo a favor de una línea de fractura de dirección Norte-Sur que posteriormente, debido a la acción erosiva de los agentes geológicos externos, dio lugar a una depresión. Los materiales triásicos ocuparon el centro del valle; todavía podemos ver restos de materiales de esta edad en la playa de San Antonio, donde es posible encontrar ofitas (materiales ígneos arrastrados en el ascenso de las arcillas). Al tener mayor resistencia a la erosión, las ofitas destacan formando relieves aislados en el cauce.

A lo largo de unos cuantos miles de años, los materiales triásicos se fueron erosionando y, casi simétricamente, afloró en las orientaciones Este y Oeste, es decir, a ambos lados del valle, una secuencia de materiales jurásicos, cretácicos y terciarios. Posteriormente, el río Oka aprovechó los terrenos ocupados por las arcillas triásicas, para hacerse camino en su lucha por llegar al mar. Y es que estos materiales, por su naturaleza, son más fáciles de erosionar que los demás.

Urdaibai a vista de pájaro
Urdaibai a vista de pájaro, con la isla de Izaro en primer plano

Hace unos 18.000 años, cuando las aguas del mar se encontraban a 125 metros por debajo del nivel actual, toda Europa estaba cubierta por una gran capa de hielo. Favorecido por unas condiciones climáticas, más suaves, poco a poco la capa de hielo que cubría el continente se fundió y fue devuelta a la mar en la llamada transgresión Fladriense. Entonces, las aguas marinas ocuparon el cauce del río Oka convirtiéndolo en un estuario.

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